Los georadares son dispositivos de uso terrestre que son implementados para la búsqueda, detección y localización de espacios a grandes profundidades subterráneas, así como la obtención de otros parámetros de gran importancia.
¿Conoces los detectores de metales, correcto? Bien, estos dispositivos funcionan bajo el mismo principio que un Georadar.
Es decir, que así como un detector de metal te puede decir de cierta manera que existe un objeto con cierto tamaño que se encuentra bajo tierra, los georadares también funcionan de la misma manera, pero son más precisos y los datos que arrojan son más técnicos.
Claro que a diferencia de estos detectores, el sondeo es mucho más detallado y su alcance es más amplio que un simple detector de metal. Pero tranquilo, si aún no sabes cómo es que funcionan estos dispositivos, aquí estamos para ayudarte.
¿Qué es un georadar?
Por sus siglas en inglés GPR (Ground Penetrating Radar) o radar de penetración terrestre, se trata de una técnica implementada de prospección que a diferencia de otras técnicas existentes, esta no resulta ser destructiva.
El funcionamiento de esta técnica que utiliza un radar, se basa en lo que se conoce como fenómenos de propagación.
Es decir, que un Georadar puede trabajar y/o estar configurado para recabar información subterránea y/o terrestre mediante la reflexión, refracción, o difracción de las ondas emitidas.
Básicamente se trata de varios elementos que trabajan entre sí, donde uno de ellos se encarga de excitar el subsuelo gracias una antena transmisora, mientras que la detección se realiza por una antena receptora.
Pero claro, esto ya es tema del funcionamiento y el cual lo explicaremos en breves momentos.
Cómo funciona un georadar
Cuando se habla sobre los georadares o radar de penetración de tierra, se refiere a un equipo utilizado en el área de la geofísica para poder conocer las características de la capa superior de un terreno.
Es decir, que se trata de un dispositivo que te permite conocer el estado y/o la forma de la superficie terrestre que quieres sondear. Su funcionamiento en su expresión más simple es mediante ondas electromagnéticas.
Claro que se necesita de un rango de frecuencia específico que irá en función de las necesidades de estudio mediante el Georadar. Por lo que podemos decir que un Georadar puede trabajar con una frecuencia de 300 MHz o trabajar con frecuencias más altas rozando el límite de los 3.3 GHz.
La selección de frecuencias variará en función del terreno y las condiciones del lugar, así como también de otras características que se deben tomar en cuenta. Lo cierto es que se trata de una forma de exploración de superficie que resulta inofensiva para todo ser vivo, incluyendo a los humanos.
Ya que se cree que la constante exposición a radiaciones electromagnéticas de un Georadar puede provocar alteraciones en la persona. Esto es completamente falso.
Si bien no te lo crees del todo, tienes que saber que las ondas electromagnéticas se dividen en dos tipos, las de tipo ionizante (capaz de provocar alteraciones a nivel molecular) y las no ionizantes (que son inofensivas y a las que estamos constantemente expuestos).
Así que si te ves en medio de una exploración o sondeo con un Georadar, no debes preocuparte por nada.
Ahora bien, lo que sucede cuando se emplean los georadares es que comienzan a generar estas ondas electromagnéticas y dichas ondas van desplazándose por toda la superficie que se está sondeando.
Y si te preguntas cómo es que se recoge la información, esto va a depender tanto del sistema implementado como de la propia naturaleza del suelo. Es decir, que en función de las características del suelo, se elige un modo o tipo de sistema, los cuales pueden ser por refracción, difracción y reflexión.
Cada uno de estos métodos funciona bajo condiciones y parámetros diferentes. En caso que se esté utilizando el método de reflexión, se toma en cuenta aspectos como el tiempo que tarda la onda en regresar a su punto de origen o las alteraciones que esta tuvo durante el trayecto.
Si bien, se emplea el método de refracción, se toma en cuenta parámetros como el cambio de la onda emitida en función de su dirección, así como de la velocidad que adquiere u obtiene al pasar de un tipo de superficie a otra.
Y lo mismo con la difracción. Cada uno de estos métodos tienen un objetivo específico que debe ir de acuerdo a los parámetros y condiciones del terreno o superficie que se desea estudiar.