Una caldera es un equipo principal de uso en un circuito de calefacción central, lo que permite suministrar de forma homogénea la misma cantidad a todos los dispositivos de calefacción y producir agua caliente sanitaria.
Funciona mediante diferentes tipos de combustibles y por lo general, se ubica en el garaje o el sótano de la casa.
Entre los combustibles que emplean estas máquinas están la madera, el fuel oil, pellets y el gas, siendo las calderas de gas las más comunes.
Por ser un medio de energía asequible y eficiente, es muy empleada la caldera de gas en múltiples hogares tanto individuales como colectivas.
Además de calentar de forma constante tu hogar, es muy económica y brinda agua caliente a todos los espacios de la vivienda.
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¿Cómo funciona una caldera de gas?
Todos los modelos de calderas presentan el mismo modo de funcionamiento, sin importar el tipo de caldera de gas que sea.
El principio general de una caldera.
La caldera transmite calor al agua o líquido con el que funciona dependiendo del modelo, que a su vez emite dicho calor a los dispositivos como radiadores y pisos calentados y produce el agua caliente que se emplea en la casa.
Algunas de estas calderas tan solo producen calor, no suministran agua caliente a las tuberías de la casa.
El calor que genera la caldera se logra a través de un proceso de combustión en el que se calienta el líquido que está alrededor y dentro de la caldera.
El líquido va aumentando su temperatura hasta que se segrega por todo el hogar y llega a los emisores de calor.
Su uso también se relaciona con la producción de agua sanitaria de forma inmediata o que se almacena en algún tanque.
Variaciones según el sistema de la caldera.
A pesar de existir diferentes tipos de calderas, la operación que se ejecuta en ellas es siempre la misma, y aunque según el modelo cambian algunos factores de uso y formas de trabajo sigue siendo básicamente lo mismo.
El vapor se condensa en la caldera y es a través de este que se calienta el agua que se suministra a los demás equipos.
Esto ocurre en todas las calderas, incluso en las de baja temperatura, en las que tan solo disminuye la capacidad de calor que puede alcanzar.
Las calderas de vacío toman aire no de la habitación en la que se encuentran, sino directamente del exterior, lo que la hace hermética y se conecta a un conducto doble concéntrico.